viernes, 1 de junio de 2012

LA MARIONETA


LA MARIONETA



Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo, y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero sí pensaría todo lo que digo.

 Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan... Si yo tuviera corazón, escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría a que saliera el sol.

Regaría con mis lágrimas las rosas, para el sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalos. Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida.

 No dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero. Convencería a cada mujer y a cada hombre de que son mis favoritos y viviría enamorado del amor...

A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.

 A un niño le daría alas, pero dejaría que él solo aprendiese a volar. A los viejos, a mis viejos, les enseñaría que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido. Tantas cosas he aprendido de vosotros los hombres... He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la ladera.

 He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño por vez primera el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre. He aprendido que un hombre únicamente tiene derecho de mirar a otro hombre de arriba abajo, cuando ha de ayudarlo a levantarse.

Son tantas las cosas que he podido aprender de vosotros, pero finalmente de mucho no habrán de servir porque cuando me guarden dentro de esta maleta, infelizmente me estaré muriendo.

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